Como una primera perspectiva digamos enseguida que hoy en día el antisemitismo está caracterizado por la carencia de un punto de vista verdaderamente general, de las premisas doctrinarias e históricas, necesarias para poder verdaderamente justificar, siguiendo un procedimiento deductivo, las actitudes antisemitas prácticas, es decir, sociales y políticas. Por nuestro lado, pensamos que un antisemitismo no se encuentra privado de una razón de ser: pero la debilidad y la confusión de los temas prevalecientemente aducidos por los antisemitas, unidos a su violento espíritu partidista, termina ocasionando el efecto contrario, haciendo surgir en cada espectador imparcial la sospecha de que todo se reduzca a actitudes unilaterales y arbitrarias dictadas mucho menos por verdaderos principios que por intereses prácticos contingentes.
Es así como en estas notas nos proponemos proceder a un examen de las verdaderas razones desde las cuales una actitud antisemita puede ser alentada. Se dice que sí hoy existe en modo particularmente sensible un peligro judío en el campo de la finanza y de la economía en general, también existe un problema judío a nivel ético y, finalmente, también a nivel espiritual, religioso, de concepción del mundo; todo lo que se vincula con el semitismo, y sobre todo a los judíos, tendría un carácter propio, repugnante para los pueblos de raza blanca.