En gran parte de las antecitadas referencias modernas a la espiritualidad debe verse menos algo positivo que una confusa aspiración, que puede tener un valor si recibe, en un desarrollo ulterior, una verdadera orientación en el sentido de una firme autoconciencia por el contacto con algo más elevado. Aquí queremos explayar algunas consideraciones acerca de lo que específicamente, concierne en concreto a la montaña y al deporte alpino, según las posibilidades de verdadera espiritualidad que ellos contienen.
Ante todo, que estas posibilidades sean reales, que ellas nada tengan que ver con una moda de la época y con la proyección del pasajero entusiasmo de las verdaderas generaciones, lo prueba el hecho de que la espiritualidad de la montaña corresponde a lo que, en el sentido más elevado, puede llamarse una tradición.