El problema es que este humanismo se remonta perfectamente a la “Maldición de Canaán” bíblica. El humanismo es el resultado lógico de la demonología de la historia. Los acontecimientos de los tiempos modernos sólo pueden entenderse si nos remontamos a sus primeras implicaciones en el inicio de la historia de la humanidad.
Después de cuarenta años de paciente estudio de las crisis que enfrenta la humanidad, llegué a una conclusión muy simple: ¡todas las conspiraciones son satánicas! En retrospectiva, esta conclusión no debería sorprender a nadie. Admito que fue una sorpresa para mí. Nunca había previsto que mis décadas de trabajo me llevarían a una solución tan amplia e indiscutible. Esta respuesta me había eludido a través de los años, no porque estuviera en el camino equivocado, sino porque aún no había consultado la fuente última de conocimiento – la Biblia. Para rastrear las maquinaciones de la conspiración materialista, me había limitado deliberadamente a fuentes materialistas: material de referencia sobre la banca, la política, la economía y las biografías de aquellos que estaban más profundamente involucrados en estos asuntos.
Cuando por fin decidí buscar algunas referencias en la Biblia, una tarea que fue simplificada en gran medida por una serie de excelentes Concordancias, como las de Nelson y Strong, me sentí abrumado por su inmediatez, por su franqueza y por la aplicabilidad de sus palabras a los acontecimientos actuales. A medida que pasaron los meses y continué con esta investigación, no me sentí abrumado por un sentido de déjà vu, sino por una convicción abrumadora de que muy poco había cambiado en los últimos tres mil años. Mi primera revelación fue que “Dios no tiene secretos para el hombre”. Es Satanás quien debe limitar su trabajo a conspiraciones sigilosas, al engaño y a promesas que nunca serán cumplidas. Y el gran dragón fue derribado, la serpiente antigua, que es llamada el diablo y Satanás, el engañador de todo el mundo” (Apc. 12, 9).
Es por esta razón que los políticos, por necesidad, deben convertirse en seguidores de Satanás en la rebelión contra Dios. Los políticos deben engañar al pueblo para obtener poder sobre él, así como Satanás debe engañar al mundo entero si quiere continuar su rebelión contra Dios. Satanás te lleva a la cima de la montaña y te ofrece todos los reinos de la tierra (Martin Luther King proclamó: “He estado en la cima de la montaña”, pero nunca reveló lo que había sucedido allí); el político te ofrece comida gratis, alojamiento gratis, atención médica gratis – todo se convertirá en “¡gratis al fin!” El político se ofrece a defenderte de tus enemigos, para poder entregarte al último enemigo, Satanás.