El judaísmo tampoco es una religión – o no únicamente – puesto que numerosos judíos se declaran ateos y no por ello se sienten menos judíos. Particularmente los judíos marxistas, que formaban la elite dirigente de todos los movimientos comunistas en los países occidentales. Eran militantes fanáticos del ateísmo, fieles seguidores de la doctrina instituida por uno de los suyos: Karl Marx.
En realidad, es rigurosamente imposible definir la identidad judía sin explicar la “misión” del “pueblo elegido” en esta tierra. Todo se vuelve más simple cuando se entiende el proyecto político-religioso inherente del judaísmo y que concierne “toda la humanidad”. Sin embargo, fue el psicoanálisis freudiano el que nos permitió tocar el fondo del problema, revelándonos el oscuro secreto de la comunidad judía. Sólo había que leer con un espejo.