En brazos de la ”Diosa Miseria” y amenazado más de una vez de verme obligado a claudicar, creció mi voluntad para resistir, hasta que triunfó. Debo a aquellos tiempos mi dura resistencia de hoy y la inflexibilidad de mi carácter. Pero más que todo, doy todavía mayor valor al hecho de que aquellos años me sacaran de la vacuidad de una vida cómoda para arrojarme al mundo de la miseria y de la pobreza, donde debí conocer a aquellos por quienes lucharía después. En aquella época debí también abrir los ojos frente a dos peligros que antes apenas si los conocía de nombre, y que nunca pude pensar que llegasen a tener tan espeluznante trascendencia para la vida del pueblo alemán: el MARXISMO y el JUDAÍSMO.